En la sesión plenaria del Congreso de la República de este martes se evidenció una clara medición de fuerzas políticas entre bancadas opositoras y oficialistas, centrada en el control de la agenda legislativa y la Junta Directiva actual y la próxima que gobernará a partir del 14 de enero del 2026.
El foco fue una moción privilegiada para alterar el orden del día, específicamente el punto 10, relacionado con el cambio de la primera secretaria donde querían colocar a la diputada Alejandra Ajcip, del Partido Elefante, para tener el control de las sesiones plenarias.
Inicialmente, se reportaron 65 diputados presentes, pero las votaciones posteriores revelaron un incremento en la asistencia (hasta 94 diputados), lo que indica una movilización rápida y una disputa por el quórum.
Esta dinámica subraya tensiones internas, con intentos de desestabilización y llamados a consensos, en un contexto de agenda paralizada que afecta iniciativas económicas nacionales.
Desarrollo de la sesión y
medición de fuerzas
Se dio lectura al orden del día, que fue aprobado tras una verificación de asistencia solicitada por el presidente del Congreso, Nery Ramos. El acta de la sesión anterior se aprobó con 81 votos a favor, demostrando un quórum inicial sólido (superior a los 65 diputados reportados al principio).
Intento de alteración de agenda
El diputado Sergio Celis, del Partido Cabal, propuso adelantar el punto 10 sobre el cambio de secretaria, advirtiendo que en caso de rompimiento de quórum se darían solo dos minutos para restablecerlo, y que la presidencia no podría levantar la sesión, esto generó protestas.
Intervenciones y llamados a consenso:
El diputado José Carlos Sanabria (bancada Semilla) enfatizó la necesidad de consensos para desbloquear la agenda paralizada y priorizar iniciativas económicas, oponiéndose a alterar el orden del día y solicitando una revisión de quórum.
En medio de protestas, el presidente Ramos instó a «leer la ley primero», manteniendo el control.
Continuación y moción privilegiada
Con quórum confirmado, el diputado Raúl Barrera intervino, destacando el retraso en la agenda y presentó por escrito una solicitud resolutiva para destituir funcionarios que provocan inestabilidad estatal. Se leyó la solicitud de Celis y se procedió a votar la moción privilegiada.
Votación clave
Con 89 votos a favor, la moción se aprobó, reflejando una mayoría temporal a favor de los proponentes opositores al oficialismo entre los que estaban diputados de Une, Vamos, Cabal, Elefante.
Sin embargo, la diputada Laura Marroquín cuestionó el quórum de la Junta Directiva y su propio voto, solicitando revisión. La congresista Andrea Villagrán denunció ante medios la falta de integración de la Junta Directiva
Cierre de Sesión:
Con 94 diputados presentes, el presidente Ramos señaló la ausencia de secretarios en la Junta Directiva lo que impidió continuar y llevó al cierre de la sesión. Esto evitó avances en la moción aprobada y en la elección de una nueva Junta Directiva.
Rol de los secretarios de la Junta Directiva en la «salvación» del presidente Nery Ramos
Los secretarios de la Junta Directiva jugaron un papel vital al ausentarse o no integrarse formalmente, lo que se interpretó como una maniobra estratégica («se sacaron de la manga la falta de secretarios»). Esta falta de quórum en la JD bloqueó la ejecución de la moción privilegiada aprobada (que podría haber desestabilizado la presidencia o alterado el control oficialista).
Al invocar esta irregularidad, se evitó un rompimiento mayor de quórum o una votación adversa para Ramos, «salvándolo» de una posible destitución o pérdida de control.
Esta táctica destaca la medición de fuerzas: Los oficialistas usaron normas procedimentales para contrarrestar la mayoría numérica temporal (89 votos), preservando el statu quo y posponiendo la elección de una nueva Junta Directiva donde el ganador sería el diputado del apartado Unionista Álvaro Arzú Escobar.
Conclusiones sobre la medición de fuerzas
Fuerzas Opositoras: Lograron 89 votos para la moción, mostrando capacidad de movilización (de 65 a 94 diputados), pero fallaron en superar barreras procedimentales. Bancadas como Semilla buscan consensos, pero enfrentan acusaciones de inestabilidad.
Fuerzas oficialistas/presidencia:
Ramos mantuvo el control invocando la ley y la ausencia de secretarios, cerrando la sesión sin ceder terreno. Esto sugiere alianzas internas en la Junta Directiva que «salvaron» su posición, evitando una crisis inmediata.
Implicaciones:
La sesión revela una polarización alta, con agenda estancada y riesgos de inestabilidad institucional. Futuras sesiones podrían intensificar esta medición, especialmente en la elección de la nueva Junta Directiva.
Algunos diputados como el jefe de bancada de Vamos Allan Rodríguez, quien fue el estratega de los movimientos que se dieron en el pleno, salió “enojado” pues ni declaraciones dio a la prensa.
Se rompió el acuerdo
Todo estaba listo para que solo se presentara una planilla a la Junta Directiva encabezada por el diputado del Partido Creo, por San Marcos, Luis Alberto Contreras Colindres y para ello tenían el apoyo de la bancada del Partido Cabal y algunos de Vamos, pero al ver que en la misma planilla participaba el actual presidente Nery Ramos, se rompieron los acuerdos y la oposición movió sus piezas para apoyar a Álvaro Arzú, quien hoy no pudo cantar victoria pero en las próximas sesiones otra historia cantará.
La oposición no quiere al presidente Nery Ramos porque lo ven como un potencial candidato presidencial que afectaría las candidaturas que la oposición impulsa cada uno en su partido.
Tiene que ser hábil el partido de gobierno y más su operador en el Congreso José Sanabria, que es muy preparado, pero tiene poco “colmillo político” si quieren el poder político tienen que negocias con Cabal, Une y Vamos, si no se quedarán aullando en la loma.
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