La delegación de Guatemala en la cumbre climática COP29 en Bakú, la capital de Azerbaiyán, aborda temas clave como mitigación, adaptación, género, justicia climática, transparencia y financiamiento climático, informó el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) en redes sociales.
El objetivo de Guatemala en ese importante foro mundial es visibilizar su vulnerabilidad al cambio climático y las contribuciones que realiza como país.
Durante la primera semana de la cumbre climática, la delegación de Guatemala firmó intención de cooperación con el Global Climate Mobility. Con la firma se abre la vía para la formulación de iniciativas de adaptación climática que beneficiarán a las comunidades más vulnerables.
Asimismo, Guatemala se unió al Global Methane Pledge (Compromiso global sobre el gas metano), con lo cual se compromete, junto a 159 países, a reducir las emisiones de metano en 30 %, para lo cual se debe priorizar el manejo adecuado de desechos.
También se sostuvo una reunión con el Fondo Verde para el Clima, lo cual permitirá tener acceso a hasta 4 millones de dólares en financiamiento para fortalecer capacidades en temas climáticos.
Además, la delegación guatemalteca en el foro sobre el clima está trabajando de manera activa en las negociaciones climáticas de la COP29 para que los acuerdos globales se traduzcan en beneficios directos para las comunidades más vulnerables del país.
Preocupa falta de
compromiso en Bakú
Entre tanto, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) António Guterres, quien participó en las primeras jornadas de la COP29 y ahora se encuentra en Brasil, se manifestó este domingo preocupado por el estado de las negociaciones de la cumbre climáticas en Bakú.
Asimismo, demandó a los países del G20 liderazgo y compromiso para alcanzar un resultado satisfactorio.
Así lo expresó Guterres en una conferencia de prensa en la víspera de la reunión del G20 en Brasil:
Me preocupa el estado de las negociaciones en la COP29. Los países deben acordar un objetivo ambicioso de financiación para el clima que esté a la altura de la magnitud del reto al que se enfrentan los países en desarrollo.
Además, reconoció que las negociaciones en Bakú están lejos de llegar a buen puerto y advirtió que no alcanzar un consenso tendría consecuencias negativas para la COP30, que se celebrará en 2025 en la ciudad de Belém, en la Amazonía brasileña.
También recordó que el G20, que reúne a las economías más poderosas del planeta, son responsables por el 80 % de las emisiones mundiales contaminantes y, por ello, deben predicar con el ejemplo.
Guterres alertó que 2024 será probablemente el año más caluroso de la historia, a lo que hay que sumar que, con las políticas climáticas actuales, el mundo se asoma a un desastroso aumento de la temperatura de 3.1 grados (Celsius) para finales de siglo.
Asimismo, el líder de la ONU dijo:
Apelaré al sentido de la responsabilidad de todos los países del G20. Ha llegado el momento de que las mayores economías y emisores del mundo lideren con el ejemplo. El fracaso no es una opción.
Para Guterres, que ha situado la crisis climática como una de sus grandes prioridades de su agenda, un objetivo ambicioso y creíble es crucial para crear confianza entre los países desarrollados y en desarrollo.
El G20 debe predicar con el ejemplo. Esto es fundamental para restaurar la confianza, la credibilidad y la legitimidad de todos los Gobiernos y de nuestro sistema mundial en estos tiempos turbulentos, concluyó.
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